La mala suerte y Undiano muy casero tumbaron al Real Madrid
Casi tres meses después de empezar el campeonato, Ancelotti varió el rumbo con el que
venía dirigiendo al equipo blanco.
Para visitar Barcelona, el italiano se sacó de la
chistera un centro del campo con Khedira, Modric y…¡Sergio Ramos! El capitán
tuvo que jugar como mediocentro, mientras Illarramendi o Isco veían el partido
desde el banquillo. Casemiro y Morata lo acabaron haciendo desde el graderío.
Seguramente, un Xabi Alonso al
70% de condición habría sido titular
en Barcelona a ojos del técnico blanco.
La idea del Real Madrid de
no tener un delantero fijo se llevó al extremo máximo. Cristiano, Bale y Di
María eran la tripleta ofensiva, aunque parecía que todos huían de la posición
del ‘9’. Atrás quedaron los últimos tiempos en los que Mourinho mandaba
presionar arriba, pedía intensidad y tocaba lo justo. Ancelotti también apostó
por hombres veloces arriba, pero con menos intensidad a la hora de meterle
miedo a la salida de la pelota de los catalanes.
El encuentro no era de los mejores clásicos desde luego.
Incluso, hubo momentos en los que el Real Madrid tocó el balón hasta aburrirse,
algo poco habitual en los últimos clásicos en los que los blancos no habían
perdido. Sólo una acción de Neymar desde
la izquierda, con un centro chut que terminó rozando en Varane y que acabó en
la red de Diego López, rompió un poco la poca
vistosidad del choque. Y es que aun con ese 1-0, el portero madridista apenas
tuvo que intervenir durante el primer acto.
El Madrid tampoco es que se forrara a ocasiones. Sin
embargo, tuvo la más clara poco antes del descanso, con una buena jugada desde
la izquierda de Cristiano y
un remate de Khedira llegando desde atrás que tapó Valdés como
pudo. El rechace de ese balón terminó tocando la mano de Adriano. Undiano miró para otro lado y no quiso saber nada, mientras Khedira le
recriminaba la acción exigiendo un penalti que habría servido para igualar una
primera parte sosa.
La segunda parte del partido fue más de color madridista.
De hecho, si los de Ancelotti hubieran estado un poco más afortunados de cara
al gol, el resultado habría sido muy distinto. Eso, y que Undiano Mallenco
hubiera sido bastante más justo en sus decisiones. Por partes. El Real Madrid
tuvo dos ocasiones especialmente claras en el segundo acto. Primero, un remate
de Cristiano Ronaldo con la pierna izquierda que sacó Valdés como pudo. Y la
segunda fue un misil espectacular de Karim Benzema que
se estrelló contra el larguero de la portería culé.
Y es que el Madrid tuvo fases en este segundo tiempo en las
que metió al Barcelona en su área, disputó la posesión, y generó ocasiones de
peligro. Sin embargo, no pudo culminar con gol el que hubiera sido empate a uno.
Por si esto fuera poco, Cristiano Ronaldo pidió penalti,
con 1-0 en el marcador, por un claro empujón de Mascherano por detrás. Al
árbitro del encuentro, Undiano Mallenco, le debió salir
aquello del ‘sigan, sigan’ con una media sonrisa. No quería meterse en marrones aun metiendo la pata hasta el fondo.
Después de no poder marcar por muy poco, y con el árbitro
escamoteándole un penalti (se podría decir que dos con el que reclamó Khedira), al Madrid le llegó la puntilla con un remate bombeado de Alexis por
encima de Diego López. Fue una de las pocas llegadas de
los culés al área blanca del segundo acto. La fortuna no parecía estar del lado
blanco, desde luego. A pesar de tener todo en contra, los madridistas no
tiraron la toalla, y una buena contra liderada por Cristiano Ronaldo
desde la izquierda, y finalizada fenomenalmente por Jesé Rodríguez daba algo de
emoción a los minutos finales. Concretamente tres de descuento en los que no se
jugó nada porque el Barcelona terminó pidiendo la hora. De Undiano no habrá
quejas, y sólo se hablará del ‘experimento’ de A ncelotti. El Real Madrid no mereció perder, pero entre que el árbitro le
maltrató y que en los momentos decisivos no tuvo suerte, acabó el partido
magullado. Y sin puntos.